El hombre verde o “Charlie No Face”
Si vas a un restaurante de carretera en el oeste de Pensilvania y preguntas si han visto el Hombre Verde, es probable que puedas escuchar algunas cosas de plata tintineando al suelo. El "Hombre Verde" o "Charlie No Face" es una vieja leyenda urbana de una entidad sobrenatural-verde brillante o un demonio que vaga por las carreteras secundarias durante la noche.
La leyenda se basa en una persona real: Raymond Robinson, quien fue muy malherido en un accidente eléctrico cuando era joven y perdió sus ojos, nariz, una oreja, y un brazo. Su piel estaba en tan mal estado, que tenía una tonalidad extraña, que es de donde se originó la "verde" en Green Man. Aislado de la sociedad, Raymond caminó por los caminos rurales del oeste de Pennsylvania por la noche porque era el único momento en que podía salir a la calle sin causar histeria colectiva.
The Collector
La leyenda urbana de The Collector es realmente una leyenda de un hermético cajón de sastre, no se sabe lo que los vecinos pueden estar haciendo en sus sótanos como calabozos. La leyenda más común de "Collector" es el vecino que recoge partes del cuerpo humano y con orgullo los muestra en tarros de cristal.
En Rusia, la leyenda urbana del colector es un caso totalmente real. Se trata de un historiador local ruso, llamado Anatoly Moskvin, que robó los cadáveres de los cementerios en docenas de pueblos al este de Moscú. Según la policía, desenterró al menos 29 cadáveres y muñecas hechas fuera de ellos, de tamaño natural sin rostro, femeninas y con pelucas rubias platino.
Tu vecino no puede ser muy bueno, pero probablemente no es tan espeluznante como el historiador del-cuerpo-parte-colector convertido de Rusia.
La leyenda del Dog-Boy (la leyenda del chico-perro)
La leyenda de "Dog-Boy" se origina fuera de Arkansas. Aunque no se trate del chupacabras mitológico, sí cuentan con un niño pequeño siniestro que pasó sus años de infancia cruelmente torturado y experimentando con perros y gatos locales. La leyenda dice que el muchacho tenía poderes paranormales, también.
Aunque parezca increíble, la leyenda del Dog-Boy es real y se basa en la vida de Gerald Floyd Bettis, quien efectivamente llevaba a casa de la familia perros y gatos callejeros para tener más para torturar. Bettis también fue un tirano con sus padres.
"El los mantenía prácticamente encarcelados en la parte de arriba de la casa", dijo un vecino. "Él los alimentaba, pero sólo cuando él decidía que era el momento para ello”
Si bien no hay pruebas de que Bettis tuviera ningún tipo de fuerza paranormales hay que decir, que medía 6'4 "y pesaba cerca de 300 libras, lo que debe de haber hecho su comportamiento sádico aún más aterrador para sus víctimas.
Cropsey: el hombre del saco real.
La leyenda urbana Cropsey se desarrolla a lo largo de los años 70 y 80 después de que varios niños desaparecieran de Staten Island.
La historia, la cual se ha contado recientemente en el documental titulado Cropsey, inicialmente gira en torno a un clásico, pero escalofriante figura como el hombre del saco que roba niños.
El director de Crpsey, Joshua Zeman recuerda cuando era joven y crecía en Staten Island. "Nuestros consejeros nos llevaron a través del bosque, más allá de Seaview, y nos sentimos agradecidos de poder estar ahí. Inevitablemente, uno de ellos salió con un hacha y gritó que él era Cropsey."
Mientras tanto, cerca del bosque se encuentra el centro para niños mentales, una institución ahora conocida por las condiciones de vida miserables. A finales de los años 80, la policía finalmente empezó a cercar la búsqueda hasta llegar a un hombre llamado Andre Rand, un ex empleado de Willowbrook, que ya había vivido en el bosque. Él consumía drogas y era el candidato perfecto para nuestro hombre del saco en la vida real.
Aunque nunca fue oficialmente acusado de los asesinatos de niños en Staten Island, Rand se encuentra cumpliendo 50 años de vida por el secuestro y asesinato en primer grado y sigue siendo el principal sospechoso de las desapariciones de Cropsey.
Vampiros de grasa humana
Esta es una historia particularmente espantosa. No detallaré todos los detalles, los cuales son similares a la leyenda de la trata de riñones humanos.
La leyenda "Vampiros de grasa humana" en realidad tiene una historia de 400 años en el Perú. Durante este tiempo, los vecinos hablaban de vampiros que eran perseguidos y se alimentaban de la grasa de los turistas y dejaban los cuerpos vacíos de toda su grasa. Resulta que la leyenda puede haber sido cierta, excepto que los llamados "vampiros" son traficantes que raptan personas y les quitan la grasa para venderla en el mercado negro.
La policía peruana investigó esta historia hace años y en 2009, el general Eusebio Félix Murga, director de la unidad de investigaciones criminales de Perú, anunció que habían desarticulado una banda de delincuentes que "trafica con grasa humana.”
La ballena que explotó
Es posible que hayas oído hablar de este caso, o puede que no. Muchos residentes de Oregón muy probablemente crecieron dudando de su autenticidad, pero era cierto todo el tiempo. Se trata de: una ballena varada + explosivos de mala calidad = grasa de ballena con sangre cayendo del cielo.
En 1970, un cachalote muerto estaba en la costa de Oregón. Lógicamente, la División de Carreteras de Oregón considera que la mejor manera de eliminar dicho animal es volarlo con dinamita.
Sobrevivir estando congelado
Los científicos firmemente que no es médicamente posible, las leyendas de personas en proceso de congelación sólida y que de alguna manera viven durante siglos. En 1981, Dakota del Norte probó que estos científicos estaban equivocados con una verdadera e increíble historia de una joven llamada Jean Hilliard, quien fue encontrado completamente congelado después de quedar atrapado a 22º bajo cero.
"Cuando llegó al hospital Fosston, Minnesota, su piel era demasiado difícil de perforar con una aguja hipodérmica. Su temperatura era demasiado baja para inscribirse en un termómetro. Su rostro estaba pálido y sus ojos eran sólidos y no respondía a luz ".
"No puedo explicar como está ella viva'', dijo el doctor George Sather, que trató a Jean.
Las sombras en las esquinas.
El linaje de gente de la sombra o las leyendas urbanas abarcan todo un universo de folclore espeluznante que gira alrededor de visiones oscurecidos o sombras de las personas que aparecen y desaparecen rápidamente.
Como era de esperar, las personas que denuncian estos hechos son a menudo privados de sueño o en un estado de parálisis del sueño. Durante años, miles de personas han jurado despertarse en medio de la noche y ver una figura oscura observándoles, o mirando a través del cuarto.
Al menos en un caso, esto resultó ser verdad. En Fukuoka, Japón, un hombre que vivió "solo" en su departamento comenzó a sospechar que algo más estaba presente allí con él, moviendo cosas y robando comida. Él decidió poner cámaras de vigilancia y, por supuesto, él capturó imágenes de una anciana deslizándose fuera de su armario. La mujer tenía 58 años de edad y se llamaba Tatsuko Horikawa, no tenía hogar y admitió a la policía que ella había vivido en la casa del hombre cerca de un año, estando al acecho apenas más allá de su vista en los armarios.
Obviamente, esta historia no prueba que las sombras son reales, pero sin duda podría hacer pensar dos veces la próxima vez que casualmente haya un temor paranoico de alguien que observaba desde las sombras.
Bueno espero que me sigan para poder tener seguidores y agradecerles a través de comentarios.
LEYENDA O MITO DE LA LLORONA
Quienes le han visto dicen que es una mujer revuelta y enlodada, ojos rojizos, vestidos sucios y deshilachados. Lleva entre sus brazos un bultico como de niño recién nacido. No hace mal a la gente, pero causan terror sus quejas y alaridos gritando a su hijo.
Las apariciones se verifican en lugares solitarios, desde las ocho de la noche, hasta las cinco de la mañana. Sus sitios preferidos son las quebradas, lagunas y charcos profundos, donde se oye el chapaleo y los ayes lastimeros. Se les aparece a los hombres infieles, a los perversos, a los borrachos, a los jugadores y en fin, a todo ser que ande urdiendo maldades.
Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al niño; al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha recibido. Otras eversiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató por celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano".
Durante la guerra civil, se estableció en la Villa de las Palmas o Purificación, un Comando General, donde concentraban gentes de distintas partes del país.
Uno de sus capitanes, de conducta poco recomendable y que encontraba en la guerra una aventura divertida para desahogar su pasado luctuoso de asalto y crimen, se instaló con su esposa en esta villa, que al poco tiempo abandonó para seguir en la lucha.
Su afligida y abandonada mujer se dedicó a la modistería para no morir de hambre mientras su marido volvía y terminaba la guerra.
Al correr del tiempo las gentes hicieron circular la noticia de la muerte del capitán y la pobre señora guardó luto riguroso hasta que se le presentó un soldado que formaba parte del batallón de reclutas que venían de la capital hacia el sur, pero que por circunstancias especiales, debía demorar en aquella localidad algunas semanas.
La viuda convencida de las aseveraciones sobre la muerte de su marido, creyó encontrar en aquel nuevo amor un lenitivo para su pena, aceptó al joven e intimó con él.
Los días de locura pasional pasaron veloces y nuevamente la costurera quedó saboreando el abandono, la soledad, la pobreza y sorbiéndose las lágrimas por la ausencia de su amado.
Aquella aventurera dejó huellas imborrables en la atribulada mujer, porque a los pocos días sintió palpitar en sus entrañas el fruto de su amor.
El tiempo transcurría sin tener noticias de su amado. La añoranza se tornaba tierna al comprobar que se cumplían las nueve lunas de su gestación.
Un batallón de combatientes regresaba del sur el mismo día que la costurera daba a luz un niño flacuchento y pálido. Aquel cartucho silencioso y pobre se alegró con el llanto del pequeñín.
Al atardecer de aquel mismo día, llegó corriendo a su casa una vecina amiga, a informarle que su esposo el capitán, no había muerto, porque sin temor a equivocarse, lo acababa de ver entre el cuerpo de tropa que arribaba al campamento.
En tan importuno momento, esa noticia era como para desfallecer, no por el caso que pocas horas antes había soportado, como por el agotamiento físico en que se encontraba. Miles de pensamientos fluían a su mente febril. Se levanto decidida de su cama. Se colocó un ropón deshilachado, sobre sus hombros, cogió al recién nacido, lo abrigó bien, le agarró fuertemente contra su pecho creyendo que se lo arrebatarían y sin cerrar la puerta abandonó la choza, corriendo con dificultad. Se encaminó por el sendero oscuro bordeado de arbusto y protegida por el manto negro de la noche.
Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer, seguía corriendo, los nubarrones eran más densos, la tempestad se desato con más furia. La luz de los relámpagos le iluminaba el camino. La naturaleza sacudía con estertores de muerte. La demente lloraba. Los arroyos crecieron, se desbordaron. Al terminar la vereda encontró el primer riachuelo, pero ya la mujer no veía. Penetró a la corriente impetuosa que la arrolló rápidamente. Las aguas bramaron. En sus estrepitosos rugidos parecía percibirse el lamento de una mujer.
Las apariciones se verifican en lugares solitarios, desde las ocho de la noche, hasta las cinco de la mañana. Sus sitios preferidos son las quebradas, lagunas y charcos profundos, donde se oye el chapaleo y los ayes lastimeros. Se les aparece a los hombres infieles, a los perversos, a los borrachos, a los jugadores y en fin, a todo ser que ande urdiendo maldades.
Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al niño; al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha recibido. Otras eversiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató por celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano".
Durante la guerra civil, se estableció en la Villa de las Palmas o Purificación, un Comando General, donde concentraban gentes de distintas partes del país.
Uno de sus capitanes, de conducta poco recomendable y que encontraba en la guerra una aventura divertida para desahogar su pasado luctuoso de asalto y crimen, se instaló con su esposa en esta villa, que al poco tiempo abandonó para seguir en la lucha.
Su afligida y abandonada mujer se dedicó a la modistería para no morir de hambre mientras su marido volvía y terminaba la guerra.
Al correr del tiempo las gentes hicieron circular la noticia de la muerte del capitán y la pobre señora guardó luto riguroso hasta que se le presentó un soldado que formaba parte del batallón de reclutas que venían de la capital hacia el sur, pero que por circunstancias especiales, debía demorar en aquella localidad algunas semanas.
La viuda convencida de las aseveraciones sobre la muerte de su marido, creyó encontrar en aquel nuevo amor un lenitivo para su pena, aceptó al joven e intimó con él.
Los días de locura pasional pasaron veloces y nuevamente la costurera quedó saboreando el abandono, la soledad, la pobreza y sorbiéndose las lágrimas por la ausencia de su amado.
Aquella aventurera dejó huellas imborrables en la atribulada mujer, porque a los pocos días sintió palpitar en sus entrañas el fruto de su amor.
El tiempo transcurría sin tener noticias de su amado. La añoranza se tornaba tierna al comprobar que se cumplían las nueve lunas de su gestación.
Un batallón de combatientes regresaba del sur el mismo día que la costurera daba a luz un niño flacuchento y pálido. Aquel cartucho silencioso y pobre se alegró con el llanto del pequeñín.
Al atardecer de aquel mismo día, llegó corriendo a su casa una vecina amiga, a informarle que su esposo el capitán, no había muerto, porque sin temor a equivocarse, lo acababa de ver entre el cuerpo de tropa que arribaba al campamento.
En tan importuno momento, esa noticia era como para desfallecer, no por el caso que pocas horas antes había soportado, como por el agotamiento físico en que se encontraba. Miles de pensamientos fluían a su mente febril. Se levanto decidida de su cama. Se colocó un ropón deshilachado, sobre sus hombros, cogió al recién nacido, lo abrigó bien, le agarró fuertemente contra su pecho creyendo que se lo arrebatarían y sin cerrar la puerta abandonó la choza, corriendo con dificultad. Se encaminó por el sendero oscuro bordeado de arbusto y protegida por el manto negro de la noche.
Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer, seguía corriendo, los nubarrones eran más densos, la tempestad se desato con más furia. La luz de los relámpagos le iluminaba el camino. La naturaleza sacudía con estertores de muerte. La demente lloraba. Los arroyos crecieron, se desbordaron. Al terminar la vereda encontró el primer riachuelo, pero ya la mujer no veía. Penetró a la corriente impetuosa que la arrolló rápidamente. Las aguas bramaron. En sus estrepitosos rugidos parecía percibirse el lamento de una mujer.
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